El paisaje único de la isla de La Palma no se ve afectado por las actividades humanas. Los lugares preservados y el aire puro permiten al turista elegir cualquier actividad activa: practicar senderismo, ciclismo, buceo, montar a caballo, contemplar la cúpula estrellada del cielo nocturno desde sitios especialmente preparados y disfrutar del turismo gastronómico.